sábado, 12 de febrero de 2011

La Circunstancia Que Recrea Palabras...

La circunstancia que recrea palabras, acomoda a aquellas en sus vespertinos asientos, les distribuye el fuego verde de los campos y permite una vez más aportar a sus entrañas algunas silenciosas pagodas. Por ello, el aire se oxida y se vuelve salitre en todas las casas costeñas. En alguna parte escuché decir una explicación sobre cómo desaparecen los vocablos más extensos: estos son arrastrados por los vórtices que causan sumergibles ambarinos de cuatro musicales héroes, fosforeciendo la rutina de nuestras postreras vidas. Ahora que estuve leyendo poemas de un país en tiempos difíciles, me queda un sonido de alameda nunca antes visitada, de muertes aéreas en el rumor de la niebla. Años que surgen de los últimos bolígrafos y de hojas mojadas por ácidas lluvias en medio de los naufragios. Y si ya estamos lejos del enemigo impuro, deberías verme portando terrenales símbolos, ángulos de imposibles fronteras azules, vapores que se muestran más allá de su debida edad. Este es el momento en el cual un torrente de yemas se acuesta en su lecho para ser finalmente libado palmo a palmo.
10 de febrero 2011, 9:56 a.m.

Primer poema en prosa de este año, aunque la verdad siempre estoy escribiendo en los ratos libres. Sería contra el secreto porfesional, como decía nuestro querido César Vallejo, relatarles los pormenores del texto, pero tiene que ver con un accidente aéreo ocurrido en 1996 ^_^

1 comentario:

  1. Hola Antonio. Me paso después de mucho por tu blog y tu poema me ha hecho (re)descubrir a Vallejo.Quiero perderme por falta de caminos. Sencillamente genial.

    Tu poema, aunque no lo entendí del todo, tiene su gracia ^^

    Saludos.

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