jueves, 26 de julio de 2012

Continuación VI


Cabecita loca de miedo,
dos, uno, tres meses en el vértigo
a una pesadilla, así dimensional.
Vivo detrás de la migraña,
de un nuevo arte americano,
sin perderme los retretes
que entran en mi sitio queriendo
y no tratando darme gracias,
hasta formar lentes ovoides.


Cabecita llena de viñetas electrizantes,
corres con tu pantalón embarazado
de extremidades, sin su física.
Teniendo un extremo y paralelo,
con los escritos automáticos de la gente
que me miran a la madrugada
cuando bajo en una buena navidad
o cuando he pasado por el túnel
sin las sombras que no hablan.


Cabecita enterrada de maravillas,
¿a dónde iremos pasado el pasatiempo?
No sabemos si todo está bien
y si los rayos son abecedarios.
Me esforzaría al decir
que las torres caen, que me emociona  
la imagen de una ópera monetaria.
Y grito para sentirme ante este plano
enemigo que me aplasta,
el que me calienta la nariz,
pues yo no soporto todo, y no soy urbano,
no soy músico inmortal, inmortal.


1994


Este poema pertenece a la colección Lamentos Y Continuaciones, que quedara inédito hasta que publicara algunos de aquellos textos en este blog. He encontrado variantes entre la primera versión en manuscrito y otra posterior inserta en una breve muestra de mi obra (libro de un único ejemplar) que realicé en agosto de 1994 con mi querida máquina de escribir, el cual lleva por nombre Poemas Escogidos, que contenía textos de mis colecciones Música De Gargolillas (1992-1994), Anafre (1992-1994), Lamentos Y Continuaciones (1994) y Sonetos Del Templo De Piedra (1994). He preferido la primera versión, tal como la recuerdo en mi memoria. El verso que dice «y no soy  urbano» es posible que tenga reminiscencia a Carlos Oliva, quien se decía «urbano y marginal», es decir que con él me oponía a la común poética de los años 90’s ^_^