Espero la aproximación del líquido horizonte
Traído por un piragüero en una mancha de tinta
En forma de bastón antiguo con empuñadura de espinas rosadas
La nublada calle despliega a sus cocoteros risueños
Solventados por sus velas espaciosas
Hacia un mar de incienso y cirios encendidos
Dándose un chispazo boreal en las garrafas vaporosas
Veo la escarcha de los caracoles
Amaestrados por esos ojos de centeno recién cortado
Por una segadora arrastrando mi corazón
Y que sube por los peldaños elevados en los brazos
De las aeromozas suspendidas en los aires azulados
Es primavera fugas la que viene
Con sus gacelas estañeras
Con el fuego de los maizales
Con una mujer salpicada de vuelos de aviones
Empedrados y distantes
Vuelve el silbido melodía jugosa de naranjas crecidas
A lo largo de un río nacido del pajonal
Congelado y cubierto por maravillosas cantidades de nieve
Melodía coloreada de flores lentas
Ajustables alrededor del espejo que se puede cargar
En las espaldas luminosas de los carromatos
Sencillamente los puedo apreciar desde la colina fulgurante
Apoyados en un ruido semejante al silencio
3 de Julio de 1995
Este es el poema que abre mi libro Laguna De Electricidad (1998) y es el más antiguo de ellos. Siempre me han fascinados sus imágenes y siempre le he tenido cariño. Recuerdo cuando el poeta Iván Segura decía que antes de mi libro se había hecho mucha poesía surrealista en el Perú, pero no poesía bretoniana. Razón –tal vez− no le faltaba... Por medio de este post les agradezco por las más de 4000 visitas desde diciembre pasado ^_^