navegan entre lluvia
las algas sienten las manos apoyadas en el rompeolas
todo envisto de nubes fuera del sol
tomando el viento que nos falta en estos atardeceres
avivando plumas dormidas por la estación
no solamente se mojan los papeles
también los cuerpos y las ánimas
expurgas lo recóndito de las piedras
ondas del vago horizonte
aprestas del moverse
incierta estancia en la orilla gélida del verano
acaso pulso blanco bajo el andar de indecisos visitantes
canto de ave tardío
y la timidez de la luz sobre el granito
en algún momento la escala revienta en estruendo
barrera que asciende en pequeño pueblo
púa de tierra acogedor
donde se pierde el azul con solo verlo tiritar
vuelas al ras de grumos marinos
la parte vaporosa de los hombres
comparte sus carencias
envueltas en agua caliginosa
quién iba a pensarse tan frío tan helado
temblando como pelícano enredado en la neblina
esta era una vista un paisaje que nos debíamos
aquella sacra humedad escasa en estos tiempos
buscamos llenar la oscuridad
con opaca lumbre
con translúcida jornada
en el hermoso confín de la coronada ciudad
Malecón de La Punta,
24 febrero 2015, 5:21 p.m.
Como bien dicen aquestos versos, esto fue escrito una tarde en la que el verano raramente lloró lágrimas de lluvia y se oscureciera el cerúleo cielo limense enigmáticamente. Y como a mí no me gusta para nada aquella estación caliente, me fui raudamente al extremo de la ciudad que me quedaba más cerca del viejo amigo mar, y allí pasé una espléndida tarde contemplando las olas, las aves y cuanto hubo en ese mágico y sanador paisaje. Tomé unas fotos de ocasión; aquí pongo una para ilustrar el sitio en el que escribí estas líneas. Espero les guste el poema, saludos amigos ^_^