sábado, 19 de junio de 2010

El Padre De Las Perlas...

El padre de las perlas
Viene desde el abarcable oasis
Se sienta en la silla de plata harinosa
Y recupera a sus hijas envueltas en hierbabuena
Con su larga lengua de sapo
Parentela esta a quien quiero y deseo más
Caso por la brillantez de sus viajes orzados
Interminables bajo marcos de banderas vibrantes
Por donde me llevaron dentro de sus oídos
Y por su inmenso amor
Transmitido por sus mensajes andróginos
Escritos con sus dedos bañados en oro dormido
Una de las hijas mi estrella caminante
Tan blanca como hojas filosas de herraduras
Va conmigo recordándome la amabilidad de las junglas
Los cielos los labios las pérgolas
Toda esa inmensidad en esta época
Salvadora de lo antiguo del planeta
A ella doy gracias a su resplandor
Pues me ha rescatado
De las cárceles de las metamorfosis de los reyes de los evangelios
Y el padre observa desde la proa prismática
Las cordilleras glicerinas
Destino del viento destino del sabor buscado
Hogar de relámpagos vestidos en algodones nacarados
Donde nuestras canastas despliegan sus crines
Capturando fantasmas arrancadores de rosales
Al llegar nos recibe
Un desfiladero de flamas descalzas
Aunque nuestro punto de encuentro escuchen perlas
Sea la llanura de garzas y cigüeñas
Resguardadoras del ocultísimo trébol de cristal


18 de Mayo de 1996

De nuevo, un poema más de mi libro Laguna De Electricidad (1998), alusivo en ocasión al próximo “Día del Padre”. Saludos, pues, a los padres que nos estén leyendo. Por otra parte, si alguien lee bien el poema, podrá encontrar entre líneas una indirecta a lo que consideraba como lo peor de la poesía peruana de los 90's. Al que le caiga el guante que se lo chante ^_^

sábado, 12 de junio de 2010

Por Debajo Del Abrigo Se Salen Los Leones…

Por debajo del abrigo se salen los leones y nadie puede saber cómo capturarlos. Escucho sus lágrimas elásticas y también el crujir de los huesos de aquellos hombres de largos brazos, cuando se apagan los faroles. Necesito, por lo tanto, los ramos floridos para hacer orladas montañas de hiedra, llanuras mucho más milagrosas y vastos bosques de flamas azules. En el cielo los pájaros colorean las nubes a escupitajos bajo la atenta mirada del ojo de la lluvia, el cual ya no gritará sobre las colinas envueltas en los sentimientos de la neblina profunda, hermosa como toda ventana por donde vemos a nuestra mujer saliendo de la usina mientras carga en las espaldas corazones de tierra extraviados, y otros días párpados fugaces de semáforos descompuestos. Hago la última reflexión del día delante de las higueras, tomo sus frutos destellantes para escribir líneas mortales para ellas, van apareciendo sus plumas de ensueño, y pienso en la suavidad descomunal de sus capullos que han comenzado a parecerse a las uñas recién nacidas de una joven madre, amante de sus propios cabellos nebulosos.

7 de Mayo de 1996

Este poema en prosa apareció en mi poemario Laguna De Electricidad (1998). Esta versión tiene una diferencia con la publicada en el libro: la primera frase decía “Debajo del abrigo se salen los leones…”, al que solo le he agregado la palabra inicial. Creo que es mi único poema con un vocablo de grueso calibre: “escupitajos”, el cual deviene sin duda del grácil modo de escribir de Benjamin Péret ^_^

sábado, 5 de junio de 2010

El Borde De Los Halos

Empolvaba mis pulseras altivas, veinteras
cuando posándose por el oído la música de viñetas
que tiraban negras cárceles de folklore.
Hacia el interior de mi alma vi
y encontré más que orates y yuxtapuestas.
Desconcertado no volví a vengarme de las destrucciones,
aquellas que yo no hice ni oligarqué;
con cuidado, no sea que despertemos pasmados de todo.

Se resbala la patria soledad
enterrada de partes de atrás y de más atrás.
¿Cómo vas tú a perder el dibujado día
si aún no gana la madrugada punzada?
No lo digo, y si lo dije búscame en casa.
Aun hay bruces que salen del viento,
es frío y tétrico el tumbar, y más aun
por generales separaciones brincadas.
No tiemblo, pero hace invierno.
No caben muchas cosas que decir sin cesar
por atrayentes luces desde un pensador.

Voy haciéndome la garganta de piedra
cuando a otros le salen flores silvestres.
Recobraría las cadenas-marías ante la entumecidad
de un niño muerto muertísimo que lloró por los pies.
Frente a este niño no podría proteger nada,
ni columpiar un “Después venidero mujer”,
ahora en que me ahogo entelado no pregunto más…

El sinsabor de lo acabado se ha agotado.


Verano de 1994

Este poema se publicó en un periódico mural en la Universidad de San Marcos alrededor de la fecha señala. Ayer estuve en la exposición en homenaje a César Vallejo en el Centro Cultural de la Pontificia Universidad Católica. ¿Es coincidencia haber escogido hoy este poema ciertamente vallejiano? ^_^